La férula nasal es un elemento muy importante para el éxito de las cirugías de nariz. Muchos pacientes, sin embargo, desconocen su utilidad. Pero si hemos llegado hasta aquí, si nos hemos decidido por una rinoplastia (seguro que después de darle muchas vueltas), merece la pena darlo todo en la recuperación. En este artículo explicaremos qué es esa férula y cómo nos va a ayudar.
Como cualquier intervención quirúrgica, la cirugía de nariz conlleva unos cuidados postoperatorios. Se trata de asegurar que los resultados se asientan de manera óptima. En las cirugías nasales es bastante habitual la utilización de una férula después de la intervención. Se trata de un dispositivo médico que se coloca encima de la nariz al término de la rinoplastia y que, básicamente, ejerce una compresión controlada.
Por qué es necesaria la férula nasal
Puede dar pereza pensar en llevar una férula nasal después de una rinoplastia. Es comprensible. Sin embargo, son varios los motivos por los que es altamente recomendable y merece la pena el esfuerzo, empezando por que ayuda a mejorar la respiración en el postoperatorio. No obstante, hay otras varias razones y todas son importantes para una recuperación rápida y sin complicaciones.
- El uso de una férula nasal tras una cirugía evita que se desplacen los huesos intervenidos. De este modo, es útil para mantener la estabilidad de la nueva estructura nasal. Pensemos que, en una rinoplastia, el equipo de cirujanos lleva a cabo una fractura de los huesos para una modificación funcional y estética de la nariz. Por hacer una analogía de fácil comprensión, imaginemos un andamio (férula) que sirve para estabilizar la nueva estructura compuesta de ladrillos (huesos y cartílagos) recién ensamblados. Este dispositivo actúa del mismo modo que la escayola que se coloca cuando nos rompemos un hueso. En este caso, al mantener inmovilizados y proteger los huesos nasales, se favorece su consolidación.
- No menos importante es el hecho de que la férula nasal protege la nariz de cualquier golpe accidental en el postoperatorio. Ese soporte provoca además que el paciente se sienta menos inerme y eso le hace sentir más seguro.
- Para estabilizar la nueva estructura nasal, la férula comprime la piel y los tejidos blandos sobre los huesos. Así, reduce la inflamación. También evita el sangrado y ayuda a una mejor cicatrización.
Cómo es la férula de nariz
Hay dos tipos de férulas de nariz, internas y externas. En el primer caso, el equipo de SmartClinic utiliza muchas veces las férulas de Doyle. Se trata de unos tapones inteligentes que se colocan en las fosas nasales. Dejan pasar el aire a través de ellos y, al mismo tiempo, estabilizan la estructura de la nariz. Evitan que se produzcan adherencias entre el tabique y las paredes laterales de las fosas nasales.
En cuanto a las férulas externas, se ponen sobre la nariz recién intervenida, con cintas hipoalergénicas adhesivas para cubrirlas. Pueden estar hechas de diferentes materiales que al colocarlos están blandos para amoldarlos y se endurecen al secarse (pensemos en una escayola de toda la vida). Al yeso tradicional le han seguido nuevos componentes como el termoplástico o el aluminio flexible. En todo caso, se trata siempre de dispositivos que consiguen comprimir el esqueleto nasal para ejercer una función de inmovilización.
Cuánto tiempo hay que llevar puesta la férula nasal
Los primeros días tras la operación, el paciente lleva las citadas férulas de Doyle en las fosas nasales. Estos tapones inteligentes (no obstruyen la respiración) se retiran entre el tercer y el séptimo día de la intervención. Evitan el sangrado y son mucho más cómodos que soluciones que se utilizaban en el pasado.
En la mayoría de los casos, el SmartDoctor dejará también la férula externa durante siete días. Pensemos que una semana es muy poco espacio de tiempo para poder disfrutar de una nariz bonita por el resto de la vida.
Como se ha indicado, con la férula ayudamos a mantener la forma de la nariz y se la protege de golpes accidentales.
Así deben ser los cuidados mientras se lleva una férula de nariz tras una rinoplastia
El postoperatorio de una rinoplastia es bastante sencillo de respetar para el paciente y también los cuidados de la férula. Para tranquilidad de todos, no se exigen grandes esfuerzos. En todo caso, hay algunas recomendaciones generales indispensables:
- Aunque es habitual sentir la sensación de nariz taponada, hay que evitar sonarse en los primeros días.
- Colocar bolsas de hielo sobre la nariz ayudará a mantener a raya la inflamación y ejercerá una función calmante. Se puede aplicar cada hora o cada dos horas, entre diez y veinte minutos cada vez.
- Es importante que la férula no se moje. Incluso al aplicar frío, ha de ser seco. Y se debe proteger la nariz al lavarse el rostro o en la ducha. Esta precaución está encaminada a evitar posibles infecciones. Si se da el caso de que la férula se haya mojado accidentalmente, se puede usar un secador de pelo con aire frío.
- No hay que ejercer presión sobre la férula, ni siquiera al aplicar el frío, para no alterar la nueva estructura.
- Si se siente picor (algo habitual en los primeros días), no se debe rascar introduciendo elemento alguno bajo la férula nasal. Se puede intentar calmarlo con aire fresco, un abanico o un ventilador, por ejemplo.
- Evitar la aplicación de cremas o aceites en el perímetro de la férula.
Qué sucede si hay complicaciones
Ninguna cirugía está exenta del riesgo de complicaciones. Eso es aplicable a una rinoplastia con férula nasal. Pero con este artículo queremos aclarar qué es habitual en un postoperatorio y cuándo se debe consultar al médico.
Por ejemplo, es habitual sentir dolor en la frente, la nariz, la boca (paladar, garganta etc), especialmente durante la primera semana. El equipo médico habrá prescrito analgésicos y antiinflamatorios con una pauta clara, que se debe respetar. No hay que asustarse,pero si se estima que ese dolor es excesivo, lo recomendable es acudir al especialista para descartar complicaciones.
Se debe consultar con el médico si:
- El dolor es excesivo.
- Hay presencia de fiebre (38 º o más).
- Hay sangrado continuo.
- Hay presencia de mucosidad que huele mal o tiene mal aspecto (no hay que preocuparse si es clara e incluso con ciertos coágulos)
- Debajo de la férula nasal, se aprecia que la piel está demasiado caliente.
- Hay mal olor bajo la férula.
- La férula está perdiendo su forma o se ha roto.
- Se siente demasiado ardor y/o picor bajo la férula.
- Aunque cierta hinchazón es normal, se aprecia que la férula te comprime demasiado.
En SmartClinic contamos con los mejores especialistas para ayudar a los pacientes ante cualquier duda o complicación con la férula nasal que se coloca tras una rinoplastia.