La septoplastia es una de las opciones más eficaces para solucionar cualquier disfunción en el tabique (o también dicho septum nasal). El tabique es la pared del hueso y cartílago que divide la nariz en dos cámaras o fosas nasales.
La situación más habitual para pensar en una septoplastia es tener el tabique torcido o deformado, lo que genera dificultades para respirar o para oler y problemas de obstrucción nasal. En cambio, la rinoplastia tiene un objetivo mayoritariamente estético, para cambiar la forma, el tamaño y el aspecto físico de la nariz y lograr la armonía facial.
Septoplastia, antes y después: La septoplastia consiste en enderezar el tabique nasal en la posición de la línea media y abrir la vía respiratoria, eliminando la porción desviada y reestructurando el hueso y cartílago restantes.
La intervención se realiza a través de las fosas nasales, no deja habitualmente ni cicatrices ni morados ni hinchazón y no supone ningún cambio en el aspecto de la nariz. Lo que logramos con la septoplastia es una mejora de la calidad de vida, de la función principal de la nariz que es respirar mejor.
Antes: El preoperatorio de la septoplastia
Antes de la septoplastia es fundamental seguir las instrucciones de tu cirujano y resolver cualquier duda o preocupación, preguntando y preguntando. En Smart Clinic te acompañamos en todo el proceso, queremos que las personas lleguen tranquilas al quirófano, con toda la información que necesitan y teniendo muy claro qué va a pasar, cuándo y cómo.
En la reunión con el cirujano se te preguntará por la historia clínica y el médico explorará tu capacidad funcional, es decir, si respiras bien. El profesional debe hacerse una idea de las características de tu piel y es posible que pida alguna exploración radiológica como, por ejemplo, un TAC.
Como en toda cirugía, en la septoplastia no se debe fumar (14 días antes de la operación) ni tomar aspirinas o cualquier otro fármaco que tenga efectos anticoagulantes. Para evitar imprevistos durante y después de la intervención, 48 horas antes de la intervención es aconsejable evitar el alcohol e ingerir comidas copiosas. El día de la operación no hay que ir maquillado.
Después: Los días después de la septoplastia
La septoplastia puede durar entre 30 o 90 minutos según las características del paciente y la complejidad de la operación. También dependiendo del caso, se optará por anestesia local y sedación o anestesia general.
En la mayoría de los casos, tras una septoplastia, el paciente regresa a casa el mismo día de la operación. La nariz se tapona herméticamente con materiales esponjosos preparados para ello o, simplemente, con algodón. Esto se hace para evitar posibles hemorragias nasales.
Después de la cirugía, la nariz estará algo inflamada, pero es normal durante los primeros días y semanas. También en este período es aconsejable no sonarse la nariz y no optar por prendas que se ponen por la cabeza para evitar posibles golpes.
Es recomendable no realizar actividades que requieran un esfuerzo (como los ejercicios aeróbicos) para disminuir el riesgo de hemorragia nasal. Y es preferible dormir con la cabeza elevada.
En la mayoría de los casos de septoplastia, la recuperación completa se da en pocas semanas pero los resultados no son inmediatos. Los tejidos nasales están estables en unos tres o seis meses, aunque cada caso evoluciona de manera diferente. Lo habitual es esperar un año para poder ver el resultado definitivo de la operación.
La consecuencia casi inmediata de la septoplastia es la mejora de la respiración. Después de unas 36 horas de la intervención y una vez retirados los tapones, el paciente puede volver a respirar con normalidad.
Septoplastia Antes y Después: Complicaciones
Como cualquier procedimiento quirúrgico, la septoplastia no está exenta de riesgo. Pueden surgir, por ejemplo, reacciones adversas a los medicamentos administrados durante la intervención. También se pueden producir infecciones, como en cualquier tipo de cirugía.
Entre algunos de los efectos colaterales que se pueden dar en la septoplastia está la disminución del olfato o la sensación de hormigueos o entumecimiento, de forma temporal, en la encía superior, en los dientes o en la nariz. Así como, cambios en la sensibilidad en la nariz, decoloración de la piel o una acumulación de líquidos dentro de los tejidos de la nariz.